Archivo de septiembre 2010

19
Sep
10

dimanche 19 septembre: Microbes par Claro

Maux d’auteur: Diego Vecchio

Paru en 2006 et traduit récemment par Denis Amutio pour les éditions de l’Arbre Vengeur – un éditeur dont on peut, comme Les Allusifs, Quidam et quelques autres, tout déguster à l’aveuglette sans risque de déception –, Microbes, recueil de nouvelle de l’argentin basé à Paris Diego Vecchio, offre un de ces rares exemples d’ensemble de parties obsédées par un même tout. Ici, en l’occurrence, le motif moteur n’est autre que la pathologie, que Vecchio traite avec une ingéniosité qui semble convoquer à la fois Borgès et Villiers de l’Isle-Adam, Chesterton et Horacio Quiroga.

Blason de maux interlopes, Microbes procède selon des logiques aussi farfelues qu’inéluctables, nous décrivant d’obscurs martyrs et de facétieuses monomanies, s’attachant à des destins de freaks luttant contre un ennemi intérieur qui fait à la fois leur singularité et leur malheur. Ici, l’art de la nouvelle est portée à un degré de formication [sic] extrême, comme si la santé était le fameux membre fantôme dont le patient éprouve le vague remuement, au-delà de la sphère tyrannique de son affliction. Ici, tous les Diafoirus du monde sont impuissants à comprendre et soigner les bizarreries de la nature, dont le but secret semble être la componction ou la folie. Evitant comme la peste les pirouettes finales ou les dénouements attendus, Vecchio, en patient jardinier des supplices, explore la perversité tantôt tragique tantôt facétieuse de dérèglements dotés d’un puissant potentiel narratif, alternant les scènes de grâce poétique et celles d’absurde hilarant.

Placé sous l’égide de Picabia, Microbes propose une plongée inédite dans les arcanes du corps souffrant, accompagné de possibles remèdes, évidemment farfelues. Ici, une écrivaine prévient divers maladies par des contes prenant pour thème la maladie en question (mais commet l’erreur de ne pas écrire de contes sur la tuberculose, avec les conséquences qu’on devine…). Là, un romancier à succès voit le tabac devenir le fléau de sa gloire, tant ses lecteurs, alertés des méfaits tabagiques par l’opinion, ont le sentiment de « [barboter] dans un bourbier de goudron ». Ailleurs, une jeune femme maigrit jusqu’à l’évanescence, malgré un certain fortune cookie aux vertus nutritives. On trouve également deux sœurs siamoises que le régime stalinien n’apprécie guère et dont l’une enfantera d’une fillette à la croissance inversée ; un auteur de whodonut dont le coma frustre considérablement le lectorat ; un Néo-Zélandais qui pleure des fourmis ; une Hongroise persuadée d’avoir éventé un complot floral, etc.

La plupart de ces nouvelles, par un effet de lorgnette inversée digne de Roussel, prennent plaisir à dépeindre des destins plus ou moins voués à l’écriture, comme si, ironie aidant, tout destin lettré se doublait d’une pathologie proportionnée. On ne serait pas surpris d’apprendre que l’auteur est atteint de talentite aiguë.

par Claro, Le clavier cannibale

http://towardgrace.blogspot.com/2010/09/maux-dauteur-diego-vecchio.html

18
Sep
10

18 de septiembre: Osos en la revista ADN

Jueguete insomne por Jorge Consiglio

En Osos, de Diego Vecchio, se narra la historia de Estrella Gutiérrez, una madre de dos chicos que tiene problemas para que uno de ellos, Vladimir, duerma. Como muchos padres que pasan por idéntica situación, la mujer, recurre en su desesperación a una juguetería en busca de algún objeto transicional para niños insomnes. Allí se entera de que existen unos osos de peluche, cuya marca es Sueño Feliz, fabricados por un chino, Chang Hwan. Estos objetos trabajan sobre el insomnio infantil por una vía indirecta: los osos no pueden dormir y convocan al niño para que los ayude a suprimir las dificultades que les quitan el sueño. En Buenos Aires, debido a su alta efectividad, la demanda de estas criaturas es tan grande que se agotan no bien son puestas en venta. Estrella Gutiérrez no llega a comprar una copia, hecho que se convierte en uno de los disparadores del texto. Además, se incluyen una serie de relatos intercalados, en apariencia independientes del eje de la trama, que terminan dándole soporte y contribuyendo a la resolución del conflicto.

En este relato se emplean recursos propios de la fábula (los osos de peluche y las ranas hablan y se comportan como humanos) y del cuento maravilloso (la repetición anafórica de situaciones y la aparición de determinados personajes: los ogros, por ejemplo); sin embargo, cierta oscuridad en la sustancia narrativa combinada con la mordacidad de quien enuncia abren los sentidos de la narración. Lo más acertado de Osos es, sobre todo, la estructura en la que se hilvanan las diferentes líneas argumentales que dan solidez a la trama. Lo que le resta eficacia es su imaginario demasiado cerrado, que provoca que el texto, por momentos, se agote en sí mismo.

Diego Vecchio publicó, además, una novela (Historia calamitatum), un ensayo (Egocidio: Macedonio Fernández y la liquidación del yo) y un libro de relatos (Microbios), que se tradujo al francés. Fue incluido en la antología de narradores La erótica del relato.

http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1304908

17
Sep
10

viernes 17: osos en los inrockuptibles

Osos es la tercera ficción de Diego Vecchio, después de una ambiciosa primera novela que pasó casi desapercibida (Historia Calamitatum, de 2000) y el más visible e igualmente ingenioso Microbios (2006), un libro de cuentos “conceptual”. Cada texto suyo juega con los límites y tópicos de un género más o menos marginal. Con la novela epistolar recreó los amores de Abelardo y Eloísa en clave queer, pero buscando un castellano pudoroso y barroco de fines del XVIII. A continuación vinieron los casos clínicos de Microbios, que narraban historias sobre literatura y la enfermedad parodiando los determinismos berretas del positivismo; la prosa aquí era sobria y didáctica. Pero así descriptos sus libros suenan a minuciosos y eruditos ejercicios intelectuales, y no lo son. Ocurre que las referencias y operaciones aparecen siempre en un segundo nivel; en el primero sus textos se leen de un tirón, jalonados por peripecias, personajes que sufren… lo usual en literatura. Pensemos en Osos, por ejemplo: un juego sofisticado con las formas y tonos del relato infantil extendido lo suficiente como para incluir reflexiones sobre el sueño, una parodia del objeto transicional en psicoanálisis, una teoría sobre el origen de la ficción. Pero Osos no es inimaginable en una edición colorida y profusamente ilustrada. Diríamos entonces: en una Buenos Aires asediada por niños que no pueden dormir y madres con los nervios destrozados, Estrella Gutiérrez le compra a su hijo Vladimir un oso de peluche insomne, a quién él mismo deberá atender, acompañar, contar historias hasta caer rendido. Pero algo sale mal. Es el oso el que narra una fábula cruenta sobre ranas que sueltan maldiciones, mosquitos que pican de a miles y ogros que ahuyentan el sueño. El relato lanza a Vladimir a la aventura y decide de antemano la suerte del lector, convertido en un niño insomne en manos de un artefacto defectuoso.

Guido Herzovich

http://inrockslibros.wordpress.com/2010/09/16/diego-vecchio-osos/

16
Sep
10

jueves 16 de septiembre: OSOS en Bigsur

http://www.big-sur.com.ar/

14
Sep
10

martes 14 de septiembre: Akira Bear

09
Sep
10

9 de septiembre: OSOS en Los libros del pasaje

Acerca de Osos,

por José M. Núñez, Libros del pasaje


Ana Lafon anuncia en la contratapa del libro que Diego Vecchio “exhuma (…) la prehistoria de la ficción”. Sigo sin entender del todo que trató de decir, pero Osos me gustó y mucho. Con o sin prehistoria. En Microbios, su anterior libro de ficción publicado por Beatriz Viterbo Editora, se venía palpando al talento de alguien que escribe bien y que se divierte haciéndolo. Un autor al que no le molesta entretener a su lector con un relato lindo, que no busca la perfección al punto de ser un bodrio. Disfruté de los relatos de Microbios como podría hacerlo con un plato de comida extranjera. Uno no sabe del todo de que está hecha o rellena  pero igual es riquísima.

En Osos la cosa cambia bastante. Aunque una sensación de extrañeza se instala desde el vamos ( algo raro con las palabras, una forma peculiar de contar las cosas) nada permite imaginar lo que va a pasar sólo algunas páginas después de que empezó.

Como lector me dio la impresión de estar adentro de un auto que pega un banquinazo, derrapa, da tres vueltas en el vacío, por milagro, sigue en marcha como antes. El lector puede elegir hacer como que no pasó nada, seguir leyendo y desvelarse un rato con la brevedad de sus páginas o tirar el libro en la mesita de luz indignado, ir a lavarse los dientes y apagar la luz para dormir.

Diego Vecchio empuja una Buenos Aires cotidiana con hijos que no duermen, madres cansadas y televisores chillones a una Buenos Aires fantástica. Con ogros, ranas superheroínas y osos parlanchines. La forma en la que lo fantástico se instala (sin avisar, tirando por la borda a lo real, haciendo sonreir al lector) recuerda al mejor Aira.

Disfruten Osos.

http://www.librosdelpasaje.com.ar/2010/09/resenan-nuestros-libreros.html

07
Sep
10

mardi 7 septembre: oursons trouvés

Objet trouvé.

Lionel Soukaz

03
Sep
10

4 septembre: la dame aux quintes dans Hispanophonies N°12

La dame aux quintes

dans Hispanophonies N°12 (Argentine nouvelles)

Parmi la collection de sons qui parvinrent aux oreilles d’Ariadna, les quintes de toux de madame Kristensen occupaient une place de choix. C’était cette toux rauque et perçante, davantage produite par le poumon droit que par le gauche, qu’elle entendit pour la dernière fois dans le sanatorium, sur l’île de Fyn.

Madame Kristensen l’avait fait appeler en urgence. Le docteur Karl Klausen, un homme taciturne comme les arbres et les plantes qui poussaient dans cet endroit, la reçut. Lui adressant à peine la parole, celui-ci la conduisit à travers un labyrinthe de couloirs et d’escaliers, jusqu’au pavillon des femmes et ensuite, à travers un autre labyrinthe d’escaliers et de couloirs, jusqu’à la chambre 305.

Quand elle la vit, elle eut de la peine à la reconnaître. Ce n’était pas avec la même madame Kristensen qu’elle s’était entretenue voilà à peine deux semaines. Ce jour-là elle était plus squelettique que jamais. Elle gisait languissante dans le lit, sa peau était diaphane, son sang veineux, sa chevelure blonde s’étalait sur le coussin, en forme de rayons solaires. La chambre sentait ce mélange de sciure, kérosène et eucalyptus si caractéristique des sanatoriums voués aux maladies respiratoires.

Malgré son état de faiblesse, madame Kristensen tenta de se lever. Mais elle n’avait pas fini de le faire qu’une quinte la catapulta contre le lit comme si elle avait actionné une arme à feu. Elle ne réussit qu’à porter un mouchoir à sa bouche, esquissant de sa main libre un geste pour demander qu’on la laisse seule avec son visiteur. Le docteur Klausen se retira et ferma la porte. Mais il ne put éviter d’épier par le trou de la serrure.

Ariadna répéta les mêmes gestes habituels. Après avoir ôté son chapeau et ses gants fourrés, elle s’assit auprès de madame Kristensen et se mit à lui lire lentement quelques lignes, d’une voix grave et vinylique, étirant les mots et le silence qui les sépare, atténuant les mouvements de vibration des molécules.

La lecture produisit l’effet d’une injection endotrachéale de streptomycine, mais sans ses effets secondaires. Dorothéa Kristensen put écarter de son corps les draps amidonnés, comme l’on repousse une pierre tombale. Elle se redressa d’un bond et se dirigea vers les fenêtres pour y respirer une bouffée d’air frais. Une fois son sang oxygéné, elle se vêtit et se coiffa. Elle sortit faire une promenade dans le jardin du sanatorium, parmi les fleurs et les herbes sauvages prisonnières du givre, tenant Ariadna par le bras, sans tousser une seule fois.

Que personne ne se trompe.

Cet accès de vitalité n’était que l’un des derniers vestiges d’une vie qui inexorablement s’éteignait. Dès qu’Ariadna fut partie, la toux revint à la charge avec plus de virulence que jamais, comme pour se venger de ces quelques instants de bonheur pulmonaire. D’une main tremblante, Dorothéa Kristensen rédigea à l’attention de son avocat, une lettre souillée d’encre et de sang. À la fin de cette journée, elle manifesta tous les signes d’un profond épuisement. Vers l’aube, elle laissa échapper son dernier soupir. Entre deux quintes de toux, bien sûr. Et bien sûr, enveloppée de cette aura de beauté à vous couper le souffle que le bacille de Koch, et lui seul, peut dégager.

Le jour suivant, les médecins transmirent la nouvelle à sa famille. Monsieur Kristensen ne daigna pas même venir chercher la dépouille de son épouse et laissa un employé des pompes funèbres s’occuper de tout cela. Il n’assista pas non plus à l’enterrement. Heureusement Ariadna était là, avec ses pleurs suaves, alcalins, très discrets. Ariadna avait tout un art de pleurer. À la différence de ces pleurs obscènes habituellement épanchés durant les funérailles depuis des temps reculés, ceux d’Ariadna étaient imperceptibles, lents comme le mouvement d’un végétal. C’étaient des pleurs d’un œil noir, d’une seule larme, mais si bien pleurée, qu’elle fit l’envie de l’employé des pompes funèbres. Il aurait aimé être à la place d’Ariadna, à pleurer délicieusement pour une morte. Et fondamentalement, il aurait aimé être à la place de la morte, pour que quelqu’un vienne le pleurer aussi délicieusement.

Pour la suite:

http://retors.net/spip.php?article402

Microbes, trad. Denis Amutio, L’arbre vengeur, 2010.

02
Sep
10

3 de septiembre: llegada de nuevos osos

Gloomy Bear. Don: Eric l’Ourson

Austin Bear. Don: MikeBear.

El oso de los brazos largos. Don: Anabear.




Autor/Auteur

DIEGO VECCHIO, Buenos Aires, 1969. Reside en Paris desde 1992.

Publicó "Historia calamitatum" (Buenos Aires, Paradiso, 2000), "Egocidio: Macedonio Fernández y la liquidación del yo" (Rosario, Beatriz Viterbo, 2003), "Microbios" (Rosario, Beatriz Viterbo, 2006) y "Osos" (Rosario, Beatriz Viterbo, 2010).

Contacto: dievecchio@gmail.com

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